La Iglesia Católica había sido tradicionalmente fundadora y difusora de cultura universitaria en diversas partes del mundo y, especialmente, en las colonias españolas de América. Sin embargo, el predominio de la filosofía liberal en los hombres que protagonizaron los gobiernos a partir de la Constitución Nacional de 1853, en nuestro país, hizo que la formación universitaria estuviese fuertemente monopolizada por el Estado hasta el año 1958, en el que se autoriza este nivel educativo para instituciones privadas y confesionales. La idea inicial había sido la de habilitar algunas Facultades en la Ciudad de La Plata que dependieran de la Pontificia Universidad Católica Argentina “Santa María de los Buenos Aires”, que había sido fundada en 1958 y autorizada para funcionar al año siguiente. Sin embargo prevaleció la aspiración generalizada de proyectar una universidad confesional local y con la necesaria fisonomía de caracterización que sería capaz de proveer el Arzobispado de La Plata, aún a sabiendas del esfuerzo implícito de esa aspiración. También se tuvieron en cuenta las múltiples capacidades locales y la amplia experiencia de la Arquidiócesis en el desarrollo de instituciones de enseñanza en los niveles medio y terciario. El 6 de abril, con la denominación de “Universidad Comunitaria y Católica” (UCOYCA) establece su sede en el edificio ocupado por el Colegio de la Inmaculada Concepción de María con tres facultades: Ciencias Económicas, Derecho y Arquitectura, y un instituto: el de Sociología. De inmediato se designaron Rector, Decano y profesores y una modesta cantidad de alumnos comenzaron a poblar las aulas y junto con el claustro profesional, con gran vocación docente, iniciaron la aventura de enseñar en una Universidad que aún no contaba con la autorización provisoria para su funcionamiento. La alta conducción de la Universidad fue ejercida por un Directorio integrado por el Arzobispo de La Plata, un Comisionado Arzobispal y otros prelados, por lo cual las decisiones eran tomadas por una Dirección General Ejecutiva. Así transcurrieron los dos primeros años hasta que, el 11 de abril de 1966, por Auto Arzobispal, la UCOYCA es transformada en la Universidad Católica de La Plata –UCALP–, denominación que conserva en la actualidad. La decisión no fue sólo un cambio meramente formal sino que la Universidad adquirió, desde entonces, una nueva estructura de organización que, además de percibir directamente la caracterización provista por el Arzobispado de La Plata, le permite una mayor autonomía de funcionamiento. Se instituyó el cargo de Gran Canciller que recae en el Arzobispado de La Plata y cuya función, desde el punto de vista orgánico, es la de designar y remover al rector y a los decanos que son propuestos por el Rector. Su función orgánica y su investidura episcopal garantizan los plenos desenvolvimientos universitarios guiados por los Principios de la Doctrina Católica e iluminados con la Fe en Cristo y, a la vez, imprimen a la Universidad su propia característica definida con los aportes creativos. En 1968 obtuvo autorización provisional para funcionar y en agosto de 1971 consiguió la autonomía definitiva (Decreto Nº 2.949/71). Ello permitió que los grados académicos y los títulos que expidiera a partir de ese momento tuvieran validez nacional habilitando a los egresados para el ejercicio de las profesiones. Hoy 7 Facultades que dictan más de 50 carreras, 5 sedes, instituciones de nivel inicial, primario y secundario, forman una comunidad que sigue escribiendo la historia de esta Universidad.